Carlitos Santana sigue haciendo a la perfección lo que siempre ha sabido hacer: tocar la guitarra y rodearse de excelentes músicos que lo acompañen. En cuanto a política mejor debería quedarse callado, sobre todo si no está lo suficientemente enterado de ciertos temas como para dar su opinión. Pero bueno, con casi tres horas dedicas a su público uno termina por perdonarle las sandeces que dice.
Arturo "Chico" O'Farrill (La Habana, 28 de octubre de 1921 - Nueva York, 27 de junio de 2001) fue uno de lo más importantes compositores, directores de orquesta y arreglistas cubanos del siglo XX. Aunque inició su incursión en la música como trompetista, fue hasta su traslado a Nueva York a finales de los 40, en donde se relacionó y trabajó con importantes figuras del Jazz como Benny Goodman, Stan Kenton o Dizzy Gillespie, que decidió dedicarse de lleno a la composición y a los arreglos. Siguiendo las tendencias de fusión entre la música afrocubana y el Jazz de las Big Bands, creó su propia orquesta y tocó un tiempo en el Birdland, uno de los más famoso Jazzclubs de Nueva York. En las décadas posteriores trabajó con una infinidad de artistas, desde Count Bassie hasta David Bowie, pasando por La Lupe, Cal Tjader, Gato Barbieri o Ringo Starr. En los años 70's el furor de las Big Band había terminado, así que Chico O'Farrill prácticamente se retira del Jazz y se dedica a componer música para comerciales televisivos, muchos de los cuales, según el compositor y educador Bobby Sanabria, contrario a lo que podría pensarse, tienen una gran calidad artística. Chico O'Farrill habría de volver al panorama jazzístico en 1995 con la publicación de su aclamado disco Pure Emotion y posteriormente volvió a hacer del Birdland la residencia de su Big Band hasta su muerte en 2001, dejando la dirección de la banda a su hijo, el pianista Arturo O'Farrill. Chico apareció también en el documental de Jazz Latino Calle 54, dirigido por el director español Fernando Trueba.
Considerado como "el arquitecto del Jazz Afrocubano", Chico O'Farrill nunca tuvo una proyección tan grande como la tuvieron Tito Puente, Mario Bauzá, Dizzy Gillespie o Machito & his Afro-Cubans, seguramente debido a su falta de interés por el protagonismo, siempre escondido detrás de los músicos para quienes trabajó. Heart of a Legend, como su anterior Pure Emotion, nos ofrece una visión amplia y bastante rica de lo que ha sido la carrera del maestro O'Farrill. El trabajo va más allá de la nostalgia que podría implicar un recorrido por más de 50 años de música y logra mostrar un sonido lleno de frescura y brillo. Grabado en 1999 y ofreciendo nuevas interpretaciones de composiciones clásicas del maestro, el disco cuenta con la participación de varios de los más importantes y mejores músicos del Latin Jazz y la música afrocubana, entre quienes se encuentran Gary Valente (trombón), Alfredo "Chocolate" Armenteros (trompeta), Paquito D'Rivera (saxo alto y clarinete), Gato Barbieri (saxo tenor), Mario Rivera (saxo soprano y clarinete), Papo Vázquez (trombón), Arturo Sandoval (trompeta), Andy González (bajo), Israel "Cachao" López (bajo), Cándido Camero (congas), Orlando "Puntillita" Ríos (congas, quinto, campana), Carlos Patato Valdés (congas, maracas), Horacio "El Negro" Hernández (batería) y Freddy Cole (voz), entre otros.
Heart of a Legend, con su soberbia compenetración entre percusiones y vientos, con sus solos ajustados y precisos, con su sonido unitario y variado al mismo tiempo, con su gran colorido y sutileza, con su sensualidad y su viveza, muestra el gran genio de Chico O'Farrill, uno de los mejores compositores cubanos del siglo XX que aún no recibe el reconocimiento que se merece.
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